jueves, 1 de abril de 2010

Prótesis maxilofacial

Al pasar los años, la especialidad en prótesis maxilofacial ha tomado gran importancia debido al papel que desempeña dentro de los grandes grupos multidisciplinarios y en el tratamiento de pacientes con defectos congénitos y adquiridos en cabeza y cuello. Ya desde la antigüedad se han tratado de resolver todas aquellas pérdidas orgánicas que comprometen la estética, como lo comprueban algunos restos arqueológicos en Jericó, donde se encuentra una cabeza de Terracota con dos conchas marinas simulando los ojos (data del año 7000–6000 a.C.). Lo anterior, junto con otros hallazgos hechos en Egipto, indica que esta especialidad se empezaba a conocer con enfoques diferentes; posteriormente griegos y romanos avanzaron en la utilización de aparatos rústicos para mejorar la estética

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Uno de los primeros pasos en prótesis maxilofacial tuvo lugar en 1561, cuando Ambroise Paré describió diversas técnicas de prótesis oculares. En el siglo XVII ya se discutía sobre los variados materiales que se podrían utilizar para estos fines, tales como oro, plata y algunas variantes del cristal. Más adelante, esta naciente especialidad se desarrolló notablemente a causa de las guerras que se presentaron, las cuales crearon la necesidad de ayudar a tanta gente mutilada.
Podemos darnos cuenta de que, a través del tiempo, la especialidad de prótesis maxilofacial ha avanzado, al principio paso a paso mediante la utilización de los materiales y la tecnología que en las diferentes épocas existieron. No podemos olvidar a quienes con tan poco conocimiento sobre nuestra especialidad sentaron las bases de muchos procedimientos protésicos que hoy se ponen en práctica. En la actualidad ya no se camina lentamente, pues la velocidad con que se desarrollan los nuevos materiales y sus técnicas de aplicación es vertiginosa.
Las nuevas tecnologías, así como la facilidad para que éstas lleguen a nosotros, hacen que el avance de esta espe-cialidad sea muy rápido. Como consecuencia, en nuestro trabajo diario tenemos la posibilidad de beneficiar a cientos de pacientes y a las instituciones donde laboramos, en mi caso el Instituto Nacional de Cancerología.
Esta lluvia de nuevos conocimientos nos coloca en una situación inmejorable para ir integrando a nuestra ya amplia gama de procedimientos otros que nos ayuden a resolver los casos que se presentan día a día. Tal como avanza la ciencia avanzan también las complicaciones en las diferentes patologías y las enfermedades propias de la época.
La especialidad de prótesis maxilofacial es una carrera en la que no podemos ni debemos parar, ya que tenemos el ejemplo de quienes con muy poco hicieron mucho. Las nuevas generaciones tienen la obligación de continuar y mejorar lo hasta hoy logrado. Seguramente ellas, con todos estos avances, harán que prótesis maxilofacial se siga posicionando en un importante lugar en el contexto de las especialidades que se dedican a la rehabilitación. De igual modo, es muy posible que se integre con mayor fuerza a otras especialidades médicas con las que cooperamos y trabajamos para que el tratamiento sea el mejor y redunde en un alto beneficio para nuestros pacientes

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